A la Admirable Victoria Castro Rojas, in Memoriam

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“Aquí estamos…. como es posible estar a estas alturas… en estas alturas de La Reina”, mensaje de Victoria Castro Rojas, noche del martes 14 de junio, 2022.

Dicen que Vicente Huidobro en 1925 dijo luego de una estadía inspiradora en París: “A Chile hay que despertarlo a cañonazos”, con acciones intelectualmente revolucionarias. A mi juicio, esto hizo la profesora María Victoria Castro Rojas por más de cincuenta años hasta el mediodía del viernes 24 de junio 2022 en su casa de La Reina en Santiago. Victoria Castro Rojas fue una gran intelectual de las ciencias sociales de Chile y América Latina; ella entregó su vida, su energía, tiempo y salud, como respuesta a su vocación por el desarrollo de la educación y la cultura del país, con un fuerte sentido de inclusión social. Nacida en una familia de clase media de Santiago, pudo ingresar a la Universidad de Chile en los años sesenta, primero para realizar estudios de filosofía y luego de antropología-arqueología, sin tener que endeudarse de por vida, cuando transversalmente se extendían las luchas, dentro y fuera del país, por sistemas de organización humana más justas que impregnaban la formación y vocación de jóvenes científicas y profesionales. Desde esa época, la profesora Victoria Castro fue insistente, a través de su quehacer científico y docente, en poner siempre por delante el interés por una sociedad más igualitaria e inclusiva, a riesgo de no sólo perder su puesto en la universidad sino también arriesgando su vida, su “libertad” durante la oscura época de la dictadura. A pesar del asfixiante clima político, la escasez de recursos para investigar, y su compromiso con una pesada carga docente, pudo más en ella su tremenda capacidad creativa e innovadora para desarrollar una carrera científica, apreciada dentro y fuera del país por científicos y profesores de los más diversos campos del saber, que van desde la antropología, la arqueología, la etnohistoria, la etnobotánica, la etnolingüística, la ecología.

De esta manera, Victoria Castro se adelantó en varias generaciones en instaurar el trabajo en redes, traspasando tempranamente los duros límites disciplinarios. Este quehacer científico con méritos propios, no lo circunscribió a la burbuja universitaria. Por el contrario, fue fiel a sus principios éticos y políticos con las comunidades indígenas de la costa, valles, oasis y montañas del Desierto de Atacama, como también de las zonas sur del país al reconocerlos como parte consustancial de estos territorios y no solo como habitantes inoportunos de espacios reservados como fuentes de recursos mineros para el erario nacional y de riqueza para empresas transnacionales. Dicho de otro modo, la profesora Victoria Castro, a diferencia de muchos arqueólogos (entre los que me cuento) y antropólogos, incorporó de igual a igual a las comunidades originarias para co-construir un relato histórico sobre las milenarias sociedades humanas que han habitado los distintos territorios del país donde desarrolló gran parte de su trabajo-. Así, logró demostrar, contra los diagnósticos y estimaciones de sociólogos, geógrafos, economistas y planificadores de gobierno que, a pesar de los procesos de transformación que ocurrieron luego de la conquista europea en el siglo XVI, comunidades locales tanto del norte como del sur del país, mantienen y manifiestan hasta el día de hoy conocimientos y quehaceres de raíces milenarias, cuyas historias Victoria Castro trató de develar y compartir. Otro elemento pionero e innovador que la distingue en la historiografía chilena, tiene que ver con su compromiso por el patrimonio cultural de los pueblos originarios.

En ese contexto la UNESCO la invitó a formar parte del panel de expertos internacionales para la nominación del Qaphaq Ñan, o Camino Principal del Inka en su lista de patrimonio mundial. Toda esta experiencia y principios humanos y científicos, Victoria Castro los volcó a la formación de innumerables generaciones de profesionales y científicos en los campos disciplinarios en los que incursionó, con una vocación y compromiso encomiable, demostrado por una cantidad impresionante de cursos, direcciones de prácticas profesionales, talleres y tesis de pre y posgrado, que no se circunscriben exclusivamente a la Universidad de Chile, de la que fue Profesora Titular y Emérita o la Universidad Alberto Hurtado de la que fue parte de los fundadores y primeros profesores de la carrera de arqueología, que ya ha comenzado a graduar sus primeros profesionales. La formación de discípulos alcanzó a todas las universidades del país donde se imparte o ha impartido programas de pre y posgrado en antropología y arqueología y otros campos de las ciencias biológicas. Su influencia también que tocó, directamente y por muchos años, a la Universidad de Tarapacá a la que contribuyó, por ejemplo, como autora y miembro del comité editorial de Chungara Revista de Antropología Chilena, o guiando memorias de título, tesis de magister o doctorado, o asistiendo desde su posición de prestigio intelectual a una serie de iniciativas académicas de la UTA, y participando activamente en proyectos y publicaciones científicas con miembros de esta universidad, varios de ellos en curso. El que muchas generaciones de profesionales y científicos tanto en formación como en pleno ejercicio de la actividad se acercaran a ella es el mejor reconocimiento de su tremenda e influyente aura intelectual, la que compartió hasta el instante de su muerte.

Hoy día, todos ellos forman la masa crítica del país, y desde distintas posiciones han venido y seguirán reproduciendo, ampliando y mejorando el gran legado social de Victoria Castro; personas que ella reconoció en sus palabras de agradecimiento al homenaje que le rindiera la Sociedad Chilena de Arqueología, en Puerto Montt en diciembre 2021: “Ustedes saben que uno es una sobreviviente, donde vuestra existencia ha sido fundamental”, y junto con reconocer a Carlos (Aldunate) y Fernando (Maldonado) “compañeros que le han dado mucho a mi vida”, señalo: “pero yo no podría ser lo que soy si no fuera por todos, todes y cada uno de ustedes”. Esta filosofía de reconocer a otros por lo que se es, hace comprensible que su sorpresiva muerte fuera un cañonazo que remeció a Chile y otras partes del mundo y se enlazan muy bien con lo que dijera Fernando Maldonado en su funeral: “quiero agradecer a quienes la han querido, eso nada más”. En suma, la vida de Victoria fue dar y agradecer, por lo que quedó la deuda de ser reconocida en instancias oficiales de alto prestigio.

Calogero M. Santoro

Instituto de Alta Investigación

Universidad de Tarapacá

Arica, Chile

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