La prensa nacional destacó como en las manifestaciones recientes en Perú multitudes de jóvenes cantaban la emblemática canción de Los Prisioneros: “El baile de los que sobran”. Puede ser muy grato saber que este notable sencillo del álbum “Pateando piedras”, compuesto por Jorge González en 1986, siga vigente después de 34 años y más allá de las fronteras del país, pero en rigor es una penosa información.
No puede ser una buena noticia el saber que un canto a la desigualdad social se haya transformado en un verdadero himno de la juventud peruana, como ya lo era hace tiempo de la chilena.
A quienes estamos convencidos que “esa cosa llamada educación” es el camino más eficiente para alcanzar una mayor igualdad social, profundizar la democracia, aspirar al desarrollo, acceder a la justicia y erradicar la discriminación, Los Prisioneros nos hacen una pregunta mordaz: ¿para qué si al final igual terminarán pateando piedras? Cuando los jóvenes no visualizan un futuro y observan que otros sí lo tienen, entonces sospechan que les enseñaron secretos que a ellos les negaron; porque la educación no es la misma en la escuela municipal que en la privada. Los jóvenes saben que están en desventaja y que el esfuerzo no será suficiente, entonces Los Prisioneros les ofrecen un canto totémico: “Únanse al baile, de los que sobran. Nadie nos va a echar de más. Nadie nos quiso ayudar de verdad”. Es desgarradoramente triste escuchar este canto.
Si miles de personas le cantan a viva voz “El baile de los que sobran” a las elites, sea en Perú o en Chile, el mensaje es muy claro. En Chile se escuchó el mensaje y el 80% de los votantes tomaron una importante decisión que podría cambiar las brechas estructurales que han tensionado a nuestra sociedad. En Perú, al parecer, con la llegada de Francisco Rafael Sagasti al Palacio Pizarro, un político reciente, ingeniero, académico y escritor, pero sobre todo un hombre culto, también se ha comenzado a escuchar a los jóvenes.
“Si miles de personas le cantan a viva voz “El baile de los que sobran” a las elites, sea en Perú o en Chile, el mensaje es muy claro”.
Fuente: Diario La Estrella de Iquique