Es ya un lugar común escuchar sobre la importancia de la descentralización en Chile.
Cuando se anunció la elección de gobernadores pensamos que había llegado la hora de las regiones y que, por fin, en toda la historia republicana de nuestro país se lograría un modelo político y económico descentralizado.
Para algunos historiadores, la centralización se inició después de la derrota de Loncomilla (8 de diciembre de 1851), donde el peso de Santiago fue inobjetable frente a otras regiones como La Serena y Concepción que lo cuestionaban.
Con el paso del siglo XIX, Chile fue transformándose en un país cada vez más centralizado, mientras Santiago se fortalecía y crecía.
El siglo XX no hizo más que consolidar el Estado-Nación, homogenizando culturalmente a la población bajo un ideario que era fundamentalmente santiaguino.
La capital fue, y sigue siendo, un atractor de lo mejor de nuestro país, tanto de recursos humanos como financieros.
Algunos teóricos, como Sergio Boisier, pensaron que, con el proceso de globalización, Chile comenzaría a ser presionada por un movimiento desde arriba, la globalización, y otro desde abajo,la descentralización, donde ambos transformarían las estructuras del Estado-Nación.
El problema es que, a diferencia de la globalización, la descentralización afecta intereses muy concretos de una elite (grupos y sectores) que han concentrado el poder político y económico en nuestro país.
Por que descentralizar significa claramente una transferencia real y efectiva de poder desde el centro a las regiones.
Descentralizar no es sinónimo de regionalización, desconcentración o deslocalización, se trata de un fenómeno mucho más profundo de desarrollo equilibrado, inclusivo y no excluyente.
La discusión sobre la necesidad y el beneficio nacional que implica resolver las desigualdades territoriales en Chile ya es conocida, basta recordar el libro de Esteban Valenzuela “Descentralización ya. Conceptos, historia y agenda”, RIL Editores, Santiago, 2015, ahora es necesario dar pasos concretos, por ello, felicito a los 19 senadores (bancada regionalista) que se opusieron a la postergación de la elección de gobernadores regionales, que es solo un paso, pero todo caminar se inicia siempre con un primer paso.