El valor de la ventana más oscura y prístina al Universo

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Columna para www.desafiaciencia.cl de la doctora en astronomía y académica del Instituto de Alta Investigación de la Universidad de Tarapacá, Bárbara Rojas-Ayala.

Chile, líder en astronomía, enfrenta una amenaza: un megaproyecto industrial podría afectar sus cielos oscuros. ¿Perderemos nuestra ventana al universo?

Chile es la capital mundial de la astronomía. Desde la década de 1960, la combinación de características geográficas, políticas y científicas ha convertido al país en un polo de atracción para la inversión internacional en observatorios de clase mundial. Para el año 2030, se proyecta que Chile albergue más del 50% de la infraestructura astronómica global, consolidando su rol como un centro neurálgico para la investigación del universo. El compromiso de Chile con la astronomía se reafirma con iniciativas como la nueva norma lumínica, que busca proteger los cielos oscuros en zonas de interés científico astronómico.

Entre los sitios más emblemáticos destacan los cerros Paranal y Armazones, en la Región de Antofagasta. Esta región ha sostenido históricamente la economía del país gracias a su riqueza minera, pero también se ha visto impactada por décadas de proyectos extractivos que han dejado una fuerte huella ambiental. Sin embargo, los cerros Paranal y Armazones ofrecen una oportunidad distinta: son reconocidos como los mejores lugares del planeta para la observación astronómica terrestre en el rango óptico e infrarrojo.

Estos sitios representan una “ventana prístina” al universo, que ha sido esencial para avances científicos como la confirmación de la expansión acelerada del Universo y la obtención de imágenes de exoplanetas. En el futuro, se espera descubrir desde Armazones indicios de vida fuera de la Tierra y cómo se formó la materia actual. Si las condiciones atmosféricas y de oscuridad de estos cerros se deterioran, Chile perdería su estatus de capital mundial de la astronomía, comprometiendo inversiones actuales y futuras en esta área y perdiendo la oportunidad de responder preguntas fundamentales de la humanidad.

Este escenario podría volverse realidad si se aprueba el megaproyecto INNA, promovido por AES Andes. Este complejo industrial abarcaría más de 3.000 hectáreas e incluye parques fotovoltaicos y eólicos, plantas de producción de hidrógeno y amoníaco, y un puerto. Aunque el proyecto busca responder a la demanda por energías renovables, su construcción y operación afectarían las condiciones atmosféricas y de oscuridad de los cerros Paranal y Armazones.

Aún si el megaproyecto cumpliera con los valores especificados en la nueva norma lumínica, no cumpliría con el espíritu de la ley que busca proteger los cielos oscuros al generar impactos negativos en la calidad del cielo. Cambios en los patrones de turbulencia atmosférica y un aumento en la contaminación lumínica estarían modificando las condiciones actuales, haciendo que estos cielos ya no sean tan oscuros ni estables. AES Andes, la empresa a cargo, tiene un historial preocupante en Chile, con antecedentes de conflictos ambientales y sociales relacionados con proyectos como Alto Maipo y Ventanas. Este contexto refuerza las dudas sobre los impactos que tendría el megaproyecto y su mitigación en un área clave para la ciencia mundial.

El valor económico de los cielos oscuros de Paranal y Armazones se podría medir con las inversiones multimillonarias realizadas por observatorios internacionales y los estados que los financian. Sin embargo, su verdadero valor trasciende lo material. Estos cielos oscuros son un patrimonio de la humanidad, una herramienta insustituible para explorar el universo desde la Tierra. Además, la presencia de observatorios internacionales ha generado beneficios locales. Su acceso por parte de la comunidad científica chilena ha tenido un fuerte impacto en la educación e investigación de punta del país.

Actualmente, son 24 las universidades que realizan investigación astronómica y cuyos investigadores son parte de centros nacionales de excelencia de investigación multidisciplinarios. Los programas de pre y postgrado en astronomía atraen capital humano local e internacional, incrementando el impacto científico y académico de las universidades chilenas, ayudando a la complejización de las mismas. Lo anterior fortalece áreas tecnológicas y económicas, y la colaboración internacional, posicionando a Chile en un lugar de liderazgo, contribuyendo, además, al desarrollo de tecnologías innovadoras y aplicaciones en otras disciplinas.

Proteger los cielos de Paranal y Armazones es una responsabilidad global, pero también un compromiso con el desarrollo sostenible de la región de Antofagasta y del país. Reubicar el megaproyecto INNA es una alternativa viable que permitiría conciliar el impulso de energías renovables con la preservación de un recurso invaluable: los cielos más oscuros del planeta. Cerrar esta ventana prístina al Universo no significa un cambio irreversible, pero sí un daño profundo que tomaría décadas en mitigar y que podría costar el liderazgo astronómico de Chile. Proteger los cielos oscuros en Chile es proteger una parte esencial del patrimonio cultural, científico y natural de la humanidad.

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