Investigadora de la UTarapacá cautiva a estudiantes con las Potencialidades de la ‘atención plena’ en “Protagonistas 2030″

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Dra. Roxana Chiappa, académica del Departamento de Educación de la Universidad de Tarapacá se refirió al impacto positivo de la atención plena en la educación para reducir los niveles de estrés y a mejorar la atención.

“Conéctate: las potencialidades de la ‘atención plena’ en la educación” fue el nombre de la ponencia presentada por la Dra. Roxana Chiappa, en la segunda jornada del Summit de Educación Superior “Protagonistas 2030”, cuyo lema este año fue “Abre tu mente al futuro”.

Cautivando la atención de los jóvenes asistentes, la experta de la UTA y doctora en Educación Superior de la Universidad de Washington, dio a conocer las potencialidades de la atención plena como una técnica utilizada para entrenar el cerebro a estar presente, además de explicar que esta práctica, también llamada mindfulness en inglés, es milenaria con orígenes en el Budhismo, el cual tiene un contundente respaldo científico que demuestra sus beneficios para reducir el estrés severo, mejorar la concentración, desarrollar la empatía, mejorar habilidades de auto-regulación, entre otras.

La Dra. Roxana Chiappa explicó que la atención plena es una práctica común: “Todas las personas, alguna vez, hemos experimentado momentos en que todos nuestros sentidos están alineados y poder estar viviendo exactamente lo que está ocurriendo. Por ejemplo, la experiencia de probar por primera vez una comida o cuando ponemos atención de sentir la brisa tocando nuestra piel. Esos momentos son instancias de atención plena. Cabeza y cuerpo están en el mismo espacio”. 

Agregó que el mindfulness incluye una  serie de ejercicios de meditación y de prácticas de atención que contribuyen a entrenar el cerebro a estar presente: “Una particularidad muy importante es que tratamos que esta vivencia del momento presente no venga acompañada de un juicio pre-concebido, sino que los ejercicios nos invitan a adoptar una posición de genuina curiosidad con la experiencia cotidiana”, indicó la académica de la UTA. 

En su presentación, compartió su experiencia como alguien que práctica mindfulness y también como una educadora que utiliza estas técnicas con sus estudiantes: “Yo enseño metodologías de investigación a futuros profesores investigadores, y  mi clase adopta muchas herramientas de  atención plena para hacer consciente a las y los estudiantes donde está su atención en distintos momentos de la clase. Y un elemento fundamental, es hacerles consciente de su cuerpo y sus pensamientos, por lo que generalmente mis clases parten con un breve ejercicio de meditación, y durante la clase, les recuerdo de esta invitación a estar presente”, expuso la Dra. Chiappa. 

En este marco, Roxana Chiappa sostuvo que hay mucha evidencia científica que demuestra que muchas de las situaciones de estrés y depresión vienen acompañadas de patrones de pensamientos negativos que  tienen una versión de la realidad que no necesariamente es verdad. “La distinción de que ´los pensamientos son reales, pero no son necesariamente verdad´ es muy importante. Los pensamientos son reales porque tienen un efecto en nuestro cuerpo, pero no necesariamente representan lo qué está ocurriendo. Para distinguir efectivamente qué está ocurriendo en el momento presente y tener control sobre nuestros pensamientos, necesitamos generar espacios de atención plena y mente clara. Cada vez que pausamos y ponemos la intención de estar presente genera un espacio para, al menos, interrogar los patrones de pensamientos negativos. En espacios de calma, uno se puede preguntar ¿es efectivamente verdad lo que estoy pensando?”.

Respecto a los efectos de la ‘atención plena’ en la educación, la Dra. Chiappa señaló que “han habido una serie de estudios que han probado como intervenciones de atención plena contribuyen a mejorar la auto-regulación emocional de estudiantes, manejo de la ansiedad en algunos casos, y desarrollo de la empatía. Ahora bien, la efectividad y magnitud de los resultados varían dependiendo de los contextos culturales y la extensión de intervenciones. Hay programas que duran cinco semanas, otros, los más comunes, ocho semanas,  pero en general, hay consenso de que las intervenciones de atención plena contribuyen al desarrollo socio-emocional de las y los estudiantes, lo que tiene una serie de implicancias en sus percepciones de auto-eficacia y la relación con sus compañeros”.

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