En el marco de la celebración del Día de la Educación Parvularia, 23 niños del campamento Los Areneros, cuyas familias están apoyadas por el programa “Un Techo para Chile”, participaron de actividades en la Sala de “Exploración” de la Carrera de Educación Parvularia de la Universidad de Tarapacá.
La jefa de la carrera, Juanita Escobillana Aguilera, informó que el miércoles 23, niños del campamento Los Areneros participaron de experiencias didácticas en dicha sala, espacio con el que se cuenta y que está implementado con una variedad de recursos materiales para que niños y niñas puedan expresarse libremente.
Allí, entre otras actividades, les presentaron un cuento con la animación de títeres, donde el tema central fue la importancia del aseo y la limpieza, actividad que estuvo a cargo de las estudiantes de tercer año de la carrera, Génesis Lucay, Nicole Pinto, Viviana Caqueo e Isabel Pérez, quienes recibieron la colaboración de sus compañeras de curso: Yasna Tobar, Angela Badillo, Jacqueline Flores, Romina Bernabé, Jennifer López, Noemí Caporata y Teresita Bustos.
Una jornada que la jefe de carrera calificó está en consonancia con la declaración de la misión y la definición del propósito y visión de la UTA, que dice relación, entre otros, con identificar y establecer relaciones de trabajo con los grupos de interés del entorno inmediato. De ahí que la carrera organizó esta actividad para favorecer la atención de párvulos del programa “Un Techo para Chile”, ofreciendo experiencias de aprendizaje ejecutadas por alumnas de la carrera que son voluntarias del programa.
El Día de la Educación Parvularia es el día 22 de noviembre, conmemoración que coincide con la apertura de la primera Escuela de Educación Parvularia del país y de Latinoamérica, fundada en la Universidad de Chile el año 1944 de manera experimental, y posteriormente el año 1951 fue creada definitivamente en esa Casa de Estudios Superiores.
La primera directora de esta escuela fue Amanda Labarca, quien trabajó junto a la española Matilde Huici en la elaboración del proyecto, estableciendo los principios filosóficos y metodológicos que regirían la formación de las educadoras. Su idea era cambiar de forma radical la manera en que se pensaba la labor de la educadora, pasando desde un rol de “transmisora de conocimientos teóricos”, hacia una guía que apoyara al niño a buscar los conocimientos que desea, preparando un ambiente afectivo y con los estímulos necesarios para que aprenda.