El programa de Magíster en Patrimonio y Educación de la Universidad de Tarapacá dio la bienvenida a los 14 estudiantes de su segunda cohorte, con dos charlas magistrales enfocadas en mostrar los distintos ámbitos desde el que se puede trabajar el desarrollo de la formación y conservación patrimonial.
El decano de la Facultad de Educación y Humanidades manifestó que “este es un magíster pensado para difundir y valorizar el patrimonio desde una mirada bastante diversa, desde la arqueología, agronomía, antropología, pero fundamentalmente desde la educación”, relevando el interés desde diferentes disciplinas en esta materia: “Hay profesores, arquitectos, arqueólogos, incluso del área artística. Puede formar profesionales de distintos ámbitos en las temáticas patrimoniales”.
El Magíster en Patrimonio y Educación es un programa de carácter profesional, que tiene por objetivo la formación avanzada en el resguardo, valoración, gestión y el ejercicio de la práctica educativa-formativa alrededor del patrimonio.
Es en esta línea, que una de los investigadores invitados a dar la charla inaugural del programa fue la Dra. Vivian Gavilán, académica del Departamento de de Antropología de la UTA, quien expuso sobre “Mujeres y saberes para la vida en el desierto: Memorias colectivas y patrimonio regional”, donde abordó investigaciones desarrolladas en el campo de la salud, tradiciones culinarias, patrimonio agroalimentario y el rol de las mujeres en su conservación.
“Desde esos tres proyectos me he acercado a la actividad de patrimonializar los bienes culturales que pueden ser valorados en la región, en el norte grande de Chile”, señaló Gavilán.
Por su parte, el académico del Instituto de Alta Investigación (IAI), Dr. Bernardo Arriaza, dictó la charla “Experiencia Patrimonial de los sitios de la Cultura Chinchorro”, en ella se ahondó en las iniciativas que ha realizado la Universidad a través del Centro de Gestión Chinchorro para la puesta en valor de este patrimonio, promoviendo una economía basada en el turismo y en el conocimiento.
“Chinchorro le ha dado una nueva luz también a la región para promover un turismo de intereses especiales a través de la arqueología. Ahora Chinchorro es patrimonio cultural de la humanidad y eso permite que gente de todas partes del mundo quiera saber más”, apuntó Arriaza.
La historiadora y estudiante del programa, Agata Rivera, valoró la transversalidad de disciplinas del programa, así como la calidad de los académicos: “Me gusta porque tiene una mirada más profesional, profundiza en cómo tú desarrollas esta idea del patrimonio regional, no solamente desde una teoría, sino desde dónde uno se para a ver el patrimonio”.
“La calidad de los profesores va desde un premio nacional de historia, doctores que están haciendo investigaciones potentes en agronomía dentro de la universidad, es bastante transversal”, destacó.
