Cuando era estudiante universitario, peatón y usuario frecuente de la avenida Chile a la altura del campus Velásquez de la Universidad de Tarapacá, para Robert Cornejo era molesto ir de su pensión, ubicada en pleno centro de Arica, a la playa Chinchorro. “La vía más directa era ir caminando por la costanera, disfrutando el paisaje, pasando por el parque, pero cuando ya uno se iba acercando a las dependencias de la UTA, veía que el camino se empezaba a estrechar y cuando llegaba a esa punta de la cuadra colindante con la calle Juan Antonio Ríos, era terrible”. Es el recuerdo del pasado de este ex estudiante, ya hoy convertido en ingeniero informático, quien agrega que “esa calle era súper transitada, los vehículos no pasaban lento y uno sentía que ponía en riesgo su vida, siempre tenía que mirar para atrás asustado”.
Para entender mejor el tema hay que remontarse a más de 60 años, cuando el campus Velásquez de la UTA era la sede Arica de la Universidad de Chile. “El terreno abarcaba la avenida Chile, entonces cuando se construye esta avenida años después, queda una esquina de terreno que cubre la vereda, porque cuando se hizo la expropiación no se consideró, ya que allí había un galpón que no podían demoler porque estaba en pleno uso en esos años”, comenta Álvaro Palma, vicerrector de Administración y Finanzas de la Universidad.
El extremo del edificio en cuestión quedaba sobre la vereda y quienes transitaban por este lugar tenían que bajar a la calle y luego subir a la vereda para poder continuar la ruta hasta llegar a la esquina de Juan Antonio Ríos.
Con el tiempo se construyó el Mall Arica a pasos de este lugar y todo cambió. “Comienza a haber alto tránsito de peatones y desde la Universidad teníamos la preocupación permanente que podría ocurrir un accidente, porque ese sector estaba oscuro, en una curva y el automovilista pierde la visión de que pueda haber un peatón cruzando la calle, es muy peligroso una esquina con curva y sin visibilidad”, agrega el vicerrector.
Es la razón por la que con recursos propios de 211 millones de pesos, la UTA construyó el cierre perimetral de 295,3 metros lineales en la avenida, generado desde la Vicerrectoría de Administración y Finanzas.
Durante 135 días, 48 personas trabajaron en este proyecto, que ya cuenta con recepción final. La obra contempló la construcción de un muro de contención y reja en toda la línea perimetral del campus Velásquez en la avenida Chile, lo cual incluyó la demolición del galpón existente en el sector y la habilitación de una zona de estacionamiento. Todo esto en reemplazo del muro original, conformado de palmetas de hormigón.
Esta propuesta mejora la imagen de la Universidad, ya que permite que el campus mire al mar, además contribuye a entregar el terreno suficiente a la ciudad, a fin de que se pueda conformar la solera peatonal que une el centro de la ciudad con el sector comercial del Mall Plaza Arica.
TRANSITO SEGURO
Este cierre perimetral es un aporte al tránsito seguro de la comunidad por este sector que revestía peligro para quienes circulaban por esta zona.
Para Bryan Pereira, turista de La Paz, Bolivia, “este mejoramiento ayuda mucho a los peatones, por el peligro de la vía rápida puede haber un accidente y es importante facilitar una vía segura para caminar por acá”.
Otra turista y usuaria de esta vereda, Fernanda Mañan, dijo que conociendo la historia del lugar “encuentro que es bastante bueno mejorar el paso peatonal porque por acá transita mucha gente y muchos autos, es una continuación para caminar por la costa, recuerdo haber venido un tiempo atrás y efectivamente no se podía seguir caminando, no se podía pasar”.
Finalmente quien mejor puede graficar lo que ocurre en este sector es el vigilante de la caseta de la avenida Chile de la Universidad, Mario González, quien indica que “la gente desde el principio de la construcción tenía expectativas que esto iba a quedar bonito y seguro para caminar por acá, así que cuando se ensanchó la vereda las personas empezaron a caminar con mayor libertad. La vista es muy buena, porque nosotros ahora observamos hasta el fondo”.
La deuda pendiente con la comunidad quedó saldada. “Ésta es una obra bien significativa, ya que cuando se abrió la avenida no se consideró la vereda peatonal y ahora existe una continuidad en el tránsito de peatones con la seguridad correspondiente”, señaló Jorge Cáceres, director de Logística, Obras y Operaciones de la UTA.
El proyecto que se desarrolló en conjunto con el municipio está listo, solo falta que éste termine la segunda etapa que es la construcción de la solera. Se puede caminar tranquilo, la Universidad empieza a mirar hacia el mar y los turistas y transeúntes pueden tomar la ruta más directa a las playas hacia el norte o sur. Ya los pasos están dados.
