El mundo ha vivido una situación muy difícil en los últimos meses, producto de la pandemia del coronavirus. Los resultados son decidores: las cifras ya se acercan a los tres millones de contagiados y los 200 mil muertos, con algunas potencias especialmente afectadas, como Estados Unidos, Italia, España, Francia y Reino Unido.
La gente común y corriente ha sufrido otras consecuencias, tales como la pérdida de empleo, el confinamiento obligado y otras tantas restricciones propias de la emergencia. Las universidades hemos debido readecuar nuestras modalidades de enseñanza y, en general, la sociedad entera se ha visto afectada directa o indirectamente por la pandemia.
Un aspecto positivo en Chile y en el mundo lo han desarrollado los hospitales y los equipos de atención médica, luchando por la vida, donde muchos profesionales se han contagiado y han muerto, dando un testimonio admirable de compromiso con su profesión y un ejemplo a la humanidad. Por otra parte, numerosos investigadores buscan la respuesta científica que les permita enfrentar el coronavirus, lo que se traduce en publicaciones que muestran avances y que en los próximos meses podrían mostrar noticias más alentadoras.
Otro aspecto positivo es la responsabilidad que han mostrado los ciudadanos chilenos, que en términos generales han respondido adecuadamente a las restricciones impuestas, quedándose en sus hogares y limitando su radio de acción, para evitar contagiarse y contagiar.
Queda todavía trabajo por hacer, donde las universidades, especialmente las que impartimos carreras de Ciencias de la Salud, debemos redoblar nuestros esfuerzos de formación e investigación, para formar profesionales de calidad, al servicio de la sociedad y con competencias adecuadas que permitan una real contribución al país y a la ciencia.
Dr. Emilio Rodríguez Ponce
Rector de la Universidad de Tarapacá
