Los cultivos hortícolas intensivos han pasado de ser un sistema que busca mayor producción a uno que busca calidad, principalmente porque se valoran aspectos como la salud de los productores, la salud de los consumidores y el cuidado del medio ambiente, destacó la académica, Dra. Pilar Mazuela Águila, para referirse al curso de Cultivo Sin Suelo e Hidroponía, que el 27 y 28 de marzo se dictó en la Facultad de Ciencias Agronómicas de la Universidad de Tarapacá.
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A este curso -financiado por la Dirección de Extensión y Vinculación con el Medio de la UTA- asistieron profesionales que asesoran directamente a los agricultores, para lo cual se hizo un convenio con el Indap; otros que prestan asistencia técnica a agricultores, profesionales de empresas semilleras de la zona y alumnos de los últimos años de la carrera de Agronomía.
Las charlas se dictaron en el campus Azapa de la UTA, por los académicos Pilar Mazuela, Elizabeth Bastías, Germán Sepúlveda y Patricia Pacheco, actividad que fue complementada con la experiencia de Gonzalo Pardo (consultor), Ignacio Pérez (NOR Solución), Carla Cossio y Fabiola Molina (Norterra) en la implementación de sistemas más eficientes y sustentables desde el punto de vista económico y medioambiental; y visitas a terreno en cultivos sin suelo de los agricultores Guillermo y Wilson Vega en Pampa Concordia y de Cristian Ayca en el Km. 28 del Valle de Azapa.
SUSTENTABILIDAD DE LA PRODUCCION
La Dra. Mazuela destacó que estos sistemas de producción intensivos mejoran la eficiencia hídrica y energética; disminuyen el costo de producción por el ahorro en el uso de insumos (fertilizantes y pesticidas); disminuyen las emisiones al medio ambiente; permiten en un mayor control del contenido nutricional de las hortalizas; por tanto, permite la sustentabilidad de la producción.
Dijo que “la idea es tratar de homologar estos sistemas, también los criterios que tenemos para el buen manejo de los cultivos, pensando en que cada vez debemos hacer productos más sustentables. Ser más eficientes con el uso del agua y también con el uso de los fertilizantes y, por supuesto, obtener un producto de muy buena calidad”.
Precisó que en los cultivos sin suelo tenemos algo que se ha promocionado mucho en la zona, que son el NGS (New Growing System). “Hablamos mucho de los productos en sustratos, porque dado la calidad del agua que tenemos es interesante tener sustratos con capacidad de intercambio cationico, como es la fibra de coco. Los estudios que hemos hecho en la UTA nos han dado muy buenos resultados, mejor que los sustratos que son inorgánicos, justamente por la salinidad de nuestras aguas. En este caso, en este predio donde estamos acá (Pampa Concordia), tienen agua de muy buena calidad.
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A través de este sistema de cultivo sin suelo se evita, agregó, el uso del bromuro de metilo y otros pesticidas, que cada vez tiene más adherentes entre los agricultores, tal como pasó antes con el riego por goteo y después con las mallas antiafidos. “Los cultivos sin suelo ya están llegando a Arica y llegaron para quedarse”, sostuvo.
Insistió que actualmente no se entiende un cultivo y su producción desligado de las consideraciones medio ambientales y sus efectos sobre la salud de consumidores y productores.
GRATA EXPERIENCIA
Para el agricultor Wilson Vega trabajar en cultivos de tomate sin suelo, en este caso con fibra de coco, ha sido una grata experiencia. “Hemos logrado muy buenos resultados en producción, al menos en las dos últimas temporadas. A futuro la idea es terminar con los cultivos en suelo para traspasar todo a fibra de coco”.
Aseguró que las ventajas son bastantes, porque si bien el primer año el costo por hectárea es muy similar al cultivo en suelo, la gran garantía al trabajar con fibra de coco es que se puede producir dos temporadas y hasta una tercera, con la inversión inicial. Es decir hay un ahorro significativo.
Dijo que ha llegado a producir 300 toneladas de tomate en fibra, mientras que la más alta producción en cultivo en suelo ha sido de 280 toneladas.