En los 70′ y 80′ el paradigma de la época era terminar 4° medio y buscar marido para ser dueña de casa. Al menos eso siempre le dijeron a la profesora Mónica Navarrete, pero cuando ella trabajaba de temporera en un fundo cercano a su casa por allá en Melipilla, siempre escuchó que los dueños o patrones habían entrado a la Universidad y habían estudiado ingeniería. Motivada por manejar grandes camionetas y tener un fundo dio la Prueba de Actitud Académica y entró a ingeniería comercial en la Universidad Tarapacá.
Siendo la cuarta de siete hermanas, decidió no regresar a Melipilla hasta terminar la carrera y demostrarle a su familia que todos podían tener un título, ya que el destino que le vaticinaban a ellas siete era sólo uno.
Desde 2° año y hasta el final de la carrera fue ayudante de la linea económica y fue así que conoció a quien le robó su corazón. Su esposo era ayudante de matemáticas y cuando terminaron sus carreras se casaron.
Madre e investigadora
Cuando estaba embarazada de sus mellizos, quienes ahora tienen 16 años, tuvo que dejar sus estudios de doctorado porque tuvo una complicación en el embarazo. Dedicada a sus hijos los postergó con la idea de poder retomarlos y al tiempo la misma Universidad para la que trabaja hoy le pidió que buscará un doctorado para perfeccionarse y fue así que con su esposo e hijos de 13, 11 y 4 años se fue España.
“Por decisión personal iba a clases de pre-grado y post-grado, porque necesitaba llenar vacíos porque iba a estudiar ciencias económicas. También fui a clases de georreferenciación y todo eso lo hacía después de dejar a los chicos en el Colegio. Jamás quise renunciar a mi labor de madre, pero tampoco a mi empeño por ser investigadora”.
Fue así que en su rol profesional, estudiante, madre y dueña de casa, sacó su doctorado en seis años, dos más que su esposo, “cuesta un poco más, pero no es imposible”.
Fue así que de vuelta en Chile, con la satisfacción de haberlo logrado después de sacrificio, Mónica llegó con la idea de hacer investigación y comenzó a hacer publicaciones científicas.
Ciencia aplicada y para niños
Con el pasar del tiempo y junto al resto de sus colegas levantó importantes investigaciones para la Escuela de Negocios y fue nombrada Presidenta de la Sociedad Chilena de Estudios Regionales, galardón que la ha llevado a presentar ponencias en diferentes universidades y países.
Con l mirada que podía aportar más a la calidad de vida de las personas, pasó de la investigación teórica a la ciencia aplicada, “para eso presenté el proyecto de transporte público en Arica, porque tiene harta investigación, pero es aplicada”.
Hace un par de años pasó a ser directora de Explora en la región porque cree que quienes recibieron apoyo de instituciones públicas, deben devolver la mano, “sobre todo para quienes tuvimos limitancias económicas, tenemos que colaborar con esos niños, para que salgan adelante. Lo que quiero es contribuir a formar a niños que se puedan encantar con la ciencia, que pueden llegar la universidad y pueden llegar a ser como el premio nacional de ciencias 2016, el profesor Francisco Rothhammer”.
Menciona al genetista porque él participará en e proyecto de Campamento Científico que ganó este año y que permitirá que 160 niños asistan a una experiencia en Picarquín (VI región).
“Me siento muy orgullosa de tener cuatro hijos, pero creo que las mujeres podemos aportar mucho más que aquello y podemos contribuir con el hombre, no competir. Yo no los veo como competencia, si no que como complementariedad”.
Mónica representa a muchas mujeres, que a pesar de los múltiples roles que cumplen, logran el éxito, más allá de las fronteras regionales.
Fuente: Diario La Estrella de Arica
