Centro de Artes certifica a 21 residentes de la Comunidad Terapéutica “Padre Alberto Hurtado”

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Actividad consolida las políticas de extensión social y comunitaria para ampliar las oportunidades de acceso al conocimiento a más de 250 jóvenes residentes de este centro.

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En una emotiva ceremonia, la Universidad de Tarapacá a través del Taller de Cerámica del Centro de Artes, certificó a 21 alumnos de la Comunidad terapéutica “Padre Alberto Hurtado”, al culminar exitosamente el curso de vinculación con el medio, desarrollada como extensión académica titulado “La cerámica como medio de expresión artística y rehabilitación 2017”, a cargo del artista y académico Arturo Peña Raimondi y el profesor ayudante Javier Vargas Tuna.


La actividad estuvo encabezada por el Director (S) de Extensión y Vinculación con el Medio Jorge Manríquez Picero, quien junto con felicitar a los participantes del curso, destacó la importancia de esta iniciativa. “En la Universidad de Tarapacá no solo formamos profesionales para el servicio de la región y de nuestro país, sino también investigamos para mejorar la calidad de vida de los habitantes de esta tierra a través de la Vinculación con el Medio, eje fundamental de desarrollo que se ha transformado en una carta de navegación para trabajar en la región donde estamos insertos, cumpliendo la verdadera “función social de la universidad”.

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Manríquez Picero también enfatizó en que “durante los 36 años de vida de nuestra Casa de Estudios Superiores, no hace otra cosa que consolidar las políticas de extensión social y comunitaria para ampliar las oportunidades de acceso al conocimiento y al mercado del trabajo, incentivando el espíritu emprendedor, entregando herramientas, a más de 250 jóvenes residentes de este centro terapéutico, los cuales a través de diferentes técnicas cerámicas, han logrado descubrir y desarrollar sus capacidades creadoras, reforzando su autoestima, contribuyendo en el proceso de rehabilitación y por qué no, entregando herramientas para que en un futuro, descubran en la cerámica una forma de ganarse la vida o bien, simplemente de relajo y expresión”.


Por su parte, Juan Téllez Zabala, alumno de este curso, agradeció la oportunidad brindada por la UTA, ya que a través de este trabajo, no solo aprendieron a crear, sino también a manejar las frustraciones, los enojos y a apoyarse como equipo. “Muchas veces tenía que hacer algo y no me salía, me daba rabia, me enojaba y desarmaba lo que estaba haciendo. Sin embargo, los profesores nos enseñaron a tener paciencia, a intentarlo nuevamente y así, pudimos ir aprendiendo”, señaló.

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