La piel AYMARA de Manuel Mamani

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Manuel Mamani
Una vez lo confundieron con un italiano, porque su apellido Mamani en Santiago lo pronunciaban como Magmani. Pero el académico de la Universidad de Tarapacá, Manuel Mamani, eso lo ve sólo como una anécdota, porque su origen de padres aymaras bilingües y abuelos monolingües, originarios del altiplano chileno, no lo cambia por nada.

Nació en Guallatire, un poblado prehispánico que pertenecía a la subdelegación de Belén, hoy comuna de Putre, a más de tres mil metros sobre el nivel del mar. En el lugar habitado por las guallatas, los gansos andinos, vivió hasta los 16 años, tiempo en que intermitentemente bajaba a Arica.

Precozmente, a los 14 años creó una banda de música conformada por 15 niños de su edad, fue la principal obra de esa época que generó un impacto en el mundo de la complementariedad, porque por primera vez se veían niños tocando instrumentos de bronce. La banda recorrió todos los pueblos de la primera y segunda regiones.

Más adelante, su itinerario incluyó la ciudad de Arica y luego Santiago, retornando finalmente a la ciudad del Morro a quedarse hasta la actualidad, desempeñándose como académico de la Universidad de Tarapacá y director del Ballet Folclórico de esta casa de estudios superiores.

VIDA MISMA

¿Cómo siguió su vida después de Guallatire?

Cuando llegué a Arica me tocó hacer el servicio militar y después me contrataron en el Regimiento Rancagua en la banda de música, luego como director del coro de soldados. Posteriormente me fui por dos años a estudiar a Santiago a la Escuela Militar de Música, pues gané un concurso; después de dos años entré al Conservatorio Nacional de Música, dependiente de la Universidad de Chile, donde estuve cinco años estudiando. Por razones familiares tuve que volver a Arica donde se estaba creando la sede de la Universidad de Chile donde me contrataron.

¿Qué significado tiene para Ud. ser un hombre aymara?

Nací en Guallatire, que en la toponimia significa “hábitat de guallatas”, el ganso andino que siempre anda pareado, nací en el ambiente aymara y me identifiqué con la cultura desde niño.

Cuando me fui a estudiar a Santiago, allá no había mucha gente andina, no era común ver a un Mamani, por eso me decían Magmani, que era un apellido italiano y me pusieron así.  Éramos 30 alumnos, todos varones, en la escuela de músicos militares. Mis compañeros me invitaban a sus casas. Una familia que me invitó, a los que les dijeron que mi apellido era Magmani, creían que era de descendencia italiana, alistaron el almuerzo y cuando iba entrando con los compañeros la familia estaba expectante, querían ver un italiano grande y rubio y se empezaron a reír. Yo no entendía por qué, pero iba entrando a su casa un chico moreno en vez de un gringo y me explicaron y yo les aclaré con mucha voluntad el malentendido.

COMPOSICIÓN

¿Cuál ha sido el itinerario de su producción musical?

El primer disco que se editó fue el año 1984, un long play grabado en el Sello Alerce, cinco mil copias agotadas. El segundo disco fue por un proyecto de investigación musical en el área andina de la Primera Región de ese entonces, sacamos como 600 copias y fue un trabajo compartido con la Universidad de La Serena. Ahora viene el lanzamiento del disco compacto con mil copias.

El primer disco tenía algunas composiciones mías del folclor de la zona norte, enfocados desde el punto de vista del ballet folclórico; el segundo de investigaciones en el área de la educación de los niños; ahora solamente composiciones mías, 11 temas inéditos. Es una satisfacción haber logrado esta edición de mis obras musicales, que me demandó más o menos 10 años.

¿Cómo se inspira para componer?

En los bofedales, pajonales, debajo de las montañas, ahí nacen estas composiciones.


 

     

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