Geógrafo de la UTA pone en el mapa a la comunidad de Saxamar

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La inserción territorial forma parte del “Proyecto de Innovación Social y Productiva Saxamar Marka”, dependiente de la Dirección de Investigación y Postgrado de la UTA y financiado por el Fondo Ideas de Fosis de Arica y Parinacota

La comunidad de Saxamar quedó literalmente reflejada en el mapa, específicamente con todos sus caseríos que forman parte de esta zona de cuatro quebradas, ubicada en la precordillera y a 162 kilómetros de Arica.

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El trabajo de prospección del proyecto fue realizado por el geógrafo y licenciado en historia y geografía de la Universidad de Tarapacá, Alan Quispe Jofré, quien además estudió un año en la Universidad Autónoma de Madrid, España, en el Departamento de Ordenación del Territorio.

Para realizar el levantamiento de información geográfica, con metodología etnográfica, el joven profesional recorrió a pie los siete kilómetros a la redonda de la localidad, teniendo siempre a la iglesia como punto de referencia. Visitó cada lugar habitado y no habitado donde existían caseríos, consultando los nombres de las zonas y aplicando una encuesta para realizar una caracterización de los beneficiarios del proyecto.

En esta cartografía participativa, la comunidad fue generosa en la entrega de datos, con los que se fue demarcando el territorio, y luego traspasando digitalmente a un sistema de información. El levantamiento en terrero incluyó un dron, pequeño vehículo aéreo con el que se obtuvieron imágenes de la localidad en 4 k, la resolución más alta que existe, y un Sistema de Posicionamiento Global (GPS) con el que se pudo determinar con gran precisión la posición de cada área.

Imagen foto_00000002El trabajo arrojó como resultado los siguientes sectores: Pukara de Saxamar, Carbón Grande, Pausire, Santa Rosa, Chucujalla, Calacata, Chaquiate, Sede Vecinal, Cruz de Mayo e Iglesia. Muchos de los lugares georeferenciados no aparecen en el mapa, pero quienes han nacido y se han mantenido en esta zona, los conocen como la palma de su mano.

Actualmente viven 15 personas en forma permanente, especialmente adultos mayores, algunos bilingües (español-aymara), los cuales cultivan para uso comercial: maíz, papas, arvejas, orégano, hortalizas, y flores; también crían ovejas y cabras, y producen quesos.

Alan Quispe indicó que trabajar con esta tecnología al servicio del proyecto, implicó “saber dónde está inserta la comunidad y qué espacios están invisibilizados, ya que el camino existente permite cruzar el pueblo en dos minutos, pero si se recorre detrás de la iglesia, te das cuenta que hay un paisaje y lugares habitados maravillosos”.

Además del levantamiento de información geográfica, el profesional junto al equipo multidisciplinario que desarrolla esta propuesta, ha realizado una inserción territorial continua, participando en las actividades culturales de la época estival y otras fechas relevantes en esta comunidad precordillerana.

El mapa está claro, pero aún hay historias que escuchar y compartir, como la de Carbón Grande, donde alguna vez se veían llamaradas y figuras de personas inexistentes; o la de los Gentiles, gente pequeña, como duendes que habitaban bajo la tierra, cuyos vestigios se pueden ver a un par de kilómetros de la iglesia.

Los caminos demarcados en el mapa nos dirigen a las terrazas, pukara, termas de aguas medicinales y siembras de alfalfa para tapar la guatia. Las historias contadas por la propia comunidad, nos derivan directamente a momentos privilegiados de un lugar que aún tiene mucho que contar y adonde Alan volverá como el geógrafo que es, apasionado por el territorio y su gente.

Fotografía: Iván Aguirre

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