Aymaras sin cupo

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"Siendo las regiones de Arica-Parinacota y de Tarapacá su territorio ancestral, no hayan accedido a ningún cupo".

Sergio González Miranda, Premio Nacional de Historia 2014, Diario la Estrella de Iquique, edición, lunes 4 de enero 2020.

Ha sido calificado como un “hito histórico” -por parte de la clase política nacional- la participación de los pueblos originarios (han quedado excluido los afrodescendientes) en la próxima Convención Constituyente. Los políticos llegaron a un acuerdo que les entregó paternalistamente 17 escaños reservados (dentro de los 155 ya establecidos). Por cierto, los autoelogios abundaron.

Lo sorprendente es que siendo el pueblo aymara el segundo en importancia demográfica después del pueblo mapuche tenga solo un representante (Antofagasta). Más sorprendente es el hecho que, siendo las regiones de Arica-Parinacota y de Tarapacá su territorio ancestral, no hayan accedido a ningún cupo.

Señoríos aymaras como Pacajes, Carangas y Lípez ocuparon parte del territorio de las regiones de Arica-Parinacota, Tarapacá y Antofagasta. Ellos han dejado huellas profundas de su presencia al formar parte de la cultura Tiwanacu Wari y posteriormente del Tawantinsuyo: el Collasuyo.

Se encontraban bajo el Imperio Inca cuando se produjo el contacto con los europeos, iniciándose la conquista y luego el largo periodo colonial, que provocó a una catástrofe demográfica, cultural y económica. Recién en 1854 se abolió el tributo indígena.

Los aymaras podrían hacer un aporte fundamental en la Convención Constituyente, considerando la complejidad de su cosmovisión, su ética, su relación con la naturaleza, y su percepción del espacio-tiempo, que se expresa en una lengua que, al decir el antropólogo Hugo Romero Bedregal, se sustenta en una lógica trivalente: “que es posible que un lugar, sea ocupado por varios procesos o personas, una persona pueda pertenecer a varios procesos de desarrollo histórico e incluso constituir un tercero que puede incluir o no a los dos primeros” (2004:117). Estamos tan acostumbrados a la lógica cartesiana dual: bueno-malo, nosotros-otros, civilización-barbarie, cielo-infierno, amigo-enemigo, izquierda-derecha, etc., que vendría muy bien considerar un tercero incluido, para resolver dilemas, aporías, conflictos, nudos gordianos, etc. Los aymaras supieron sobrevivir estando bajo imperios autoritarios como el Inca o el español, y después bajo la República. Sin embargo, no hay peor castigo para un pueblo que impedirles ser escuchados, si no es posible en su lengua al menos en su lógica.

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