Cuando cae el campanario

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"El campanario de Enquelga anunció la llegada de una nueva sociedad".

Dr. Sergio González Miranda, diario La Estrella de Iquique, edición 31 de diciembre de 2021.

No podía concluir este triste año sin una pérdida simbólica como ha sido el colapso del campanario de la comunidad aymara de Enquelga, una de las más tradicionales y conocidas de Isluga. Esta destrucción se explica por muchos factores, entre ellos el tiempo y el espacio, dos variables que en el mundo andino se nombran con la misma palabra: Pacha. Muchos conocen el significado de Pachamama o madre tierra, allí “pacha” está referida al espacio. Sin embargo, Pachakuti se refiere al tiempo, a una gran transformación, un cambio de ciclo y del orden establecido.

Se dice que las lluvias torrenciales provocaron la destrucción del campanario de Enquelga, pero sabemos que esas lluvias no son inesperadas en el altiplano, al contrario, su ausencia es la anomalía. Han sido millones de gotas de agua en cientos de años las que socavaron este símbolo patrimonial. Sabemos que la causa principal de esta pérdida invaluable es la imprevisión de parte de las autoridades competentes, la ausencia de una política pública que resguarde el patrimonio regional, entre otros factores. Sin embargo, quiero referirme a la dimensión simbólica de este acontecimiento, porque con la caída de ese antiguo campanario algo partió para siempre.

Imagino que, al caer el campanario, repicaron sus campanas; y ante la pregunta: ¿para quienes repicaron justo en este momento aciago para la humanidad?, la respuesta nos recuerda al poeta y político inglés John Donne quien, en 1624, escribió: “La muerte de cualquier hombre me disminuye porque estoy ligado a la humanidad; y, por consiguiente, nunca hagas preguntar por quién doblan las campanas: doblan por ti”. Las campanas de Enquelga repicaron por todos nosotros, diciendo que con ella concluyó un ciclo de vida. La palabra ciclo también expresa el tiempo y el espacio, a través del cambio por el que pasa un fenómeno, que puede ser una persona o una sociedad, el que concluye y vuelve a surgir con otras características. El campanario de Enquelga anunció la llegada de una nueva sociedad, como el Pachakuti, donde lo viejo da paso a lo nuevo y la angustia a la esperanza. También marcó la partida de muchos de los nuestros este año 2021, cuyos nombres no olvidaremos porque sus ideas volverán a florecer en los ojos de las nuevas generaciones. Hoy viernes a las doce de la noche caerá simbólicamente el campanario de cada uno y repicarán las campanas por el futuro.

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